JODIDOS, PERO CONTENTOS

JODIDOS, PERO CONTENTOS

Vicios del Servicio es una hilarante crónica de actualidad donde unos personajes con una estrafalaria vida privada se ven afectados por la crisis económica. Una entretenida historia sobre la corrupción de nuestra sociedad, la solidaridad, las relaciones de pareja y la búsqueda de la felicidad. Porque, en palabras de una de las protagonistas de la novela:" Nadie es tan desgraciado como para no querer ser feliz." En definitiva, se trata de una forma divertida de abordar la devastadora coyuntura por la que atravesamos. Como diría otro personaje de la obra: "Estamos jodidos, pero contentos".

martes, 13 de marzo de 2018

                                                     RESEÑA EN TABERNA LIBRARIA


   El blog literario TABERNA LIBRARIA publicó una reseña literaria de Vicios del Servicio el martes 13 de marzo del 2018:

...Si os resulta interesante leer una historia crítica con nuestra sociedad, pero al mismo tiempo os pierden las novelas en clave de humor, sin duda Vicios del Servicios os gustará...

Leer la reseña completa: lhttps://tabernalibraria.blogspot.com.es/2018/03/vicios-del-servicio-cesar-blasco.html

miércoles, 27 de diciembre de 2017

NO LO VEO

     

-No lo veo, cariño –Climent habla a su mujer mientras niega con la cabeza. La pareja está sentada en el sofá del comedor mientras la televisión escupe ininterrumpidamente  anuncios de perfumes en todas las emisoras.
     -Pues es bien fácil, ¡che! Solo tienes que coger un papelito y ya está. Como cuando trabajábamos en la oficina.
     -Pero allí había más.
     -El sistema es el mismo, mi vida –dice Remedios mientras baja el volumen de la tele con el mando a distancia- Es un sorteo como el de navidad, aunque con menos números
     -No lo veo.
     -Sí, hombre. Es igual, pero diferente
     -No puede ser a la vez igual y diferente. Es como si me dices que el rey Melchor es igual que el rey Baltasar.-razona Climent después de levantarse y coger del belén las dos figuritas mencionadas que han montado sobre la mesia auxiliar del comedor y mostrárselas a su mujer.
     -Visto así, no. Pero si te digo que Gaspar es igual que Melchor, pero diferente que Baltasar, ¿entonces qué? –repone ella tras hacerse con el rey restante del nacimiento y entregársela a su marido.
     -Claro, claro. Se parecen más porque los dos son blancos. Pero no lo veo.
     -Vale. Y si te digo que Papá Noel es el mismo que Santa Claus - dice Remedios después de descolgar dos figuras del santo con su trineo y sus renos del árbol de navidad situado junto al ventanal y llevarlos hasta su marido-. Es el mismo santo, pero a la vez diferente porque no se llama igual.
     -¡Ostras! Ya lo veo. Es como dos hermanos gemelos. Los mismos apellidos y el mismo careto, pero nombre diferente.
      -Eso es. Son dos sorteos gemelos.
      -Ahora sí lo veo. ¿Y por qué quieres que lo hagamos, cariño?
      -Porque es muy divertido, ¡leches! ¿Te acuerdas cuando lo hacíamos en la oficina?
¿El año de los calzoncillos con cremallera en el culo para el Dieguito…?
     -¿Y el balón de fútbol de Paco el cojo…? ¡Qué cachondeo! –dice Climent con una amplia sonrisa.
     -Además, al comprar un regalo se estimula la economía –añade ella.
     -Eso sí que no lo veo. Si gasto más, tengo menos dinero y mi economía se deprime. Es lo que les pasa a los pobres, que están siempre deprimidos porque no tienen dinero.
    -Si todos compramos más, se venden más productos y hacen falta más trabajadores en las fábricas y contratan a más gente en las tiendas para la campaña de Navidad y las empresas pagan más impuestos y se crea más riqueza. Lo dicen en todos telediarios, hombre.
     -Pero si los regalos los traen de china ya no creamos empleo aquí y lo único que hacemos es gastar. Si cagas mucha mierda y no comes, no te puedes engordar. ¿O No te acuerdas de cómo me quedé cuando me intoxiqué con la mayonesa y me iba por las patas abajo?
    -No seas malhablao, Climent.
    -Perdona, cariño. Que si haces mucha caca y comes poco, adelgazas fijo –dice él mientras recorre con las dos manos su barriga una y otra vez-. ¿Y si nos gastamos el dinero en regalos y luego no podemos pagar el alquiler?
    -Para eso está la paga extra, para los gastos extra –dice ella.
    -Pero ya tenemos  bastantes gastos extra con los regalos de Navidad y los Reyes Magos.
    -Es la forma de crear riqueza. Ya te lo he explicao, ¡che!. El dinero tiene que circular.
    -Vale. Que circule, pero vamos a poner un límite de gasto y así podremos pagar el alquiler. ¿Qué te parece tres euros?
    -No seas rata, hombre. Que sean cuatro. Al fin y al cabo es una vez al año. Un día es un día.
    -Eso es una rebugnancia. Has dicho lo mismo dos veces –explica Climent.
    -Pero es verdá, ¡che! Porque un día no es una semana. Pero sí un día. Aunque a veces el día se te hace muy largo y parece una semana
    -Claro, claro. O muy corto y te parece una hora.
    -Entonces, ¿qué es un día? –pregunta Remedios.
    -Veinticuatro horas.
    -Y un año? Porque has dicho una vez al año y los años pueden ser diferentes según el planeta. Lo vi una vez en un documental. Un año en Venus dura menos que un día.
    -Pero estamos en la tierra, mujer.
    -Entonces dilo: una vez al año en la tierra.
    -Vale. Una vez al año en la tierra. Un día son veinticuatro horas –concluye Climent.
    -Y el límite son cuatro euros. Cuatro euros en la tierra.
    -Y para hacerlo bien, ¿no tendríamos que hacerlo con la luz apagada? Como cuando hacemos lo que tú ya sabes –Dice el marido mientras sus mejillas adquieren el color del traje de Papá Noel y Santa Claus.
    -Entonces, además de divertido sería romántico –responde la mujer cogiendo las manos de Climent entre las suyas.
    -Claro, pero entonces no acertaríamos a coger el papelito ni podríamos leerlo luego. No lo veo
    -De eso se trata, hombre. De que no lo veas. Por eso se llama invisible.
    -Ahora lo veo. Tiene que ser invisible pero con luz. Como la electricidá.
    -Y acuérdate de que hay que guardar el secreto para que tu amigo no te descubra.
    -Pero se podrán dar pistas falsas para engañar –propone él.
    -Siempre que no te descubran… Si das pistas para despistar, sí –acepta la mujer.
    -Eso no lo veo. Si das algo, no puedes quitárselo a la vez y el “des” significa quitar. Si das armas a un soldao no lo estas des-armando, lo estás armando. Entonces si das pistas a alguien, no lo estás despistando sino que lo estás pistando.
   -Pero si las pistas son falsas, entonces lo estas falseando –deduce ella.
   -Ah, vale. Ya lo veo.
   -Se pueden dar pistas y falsear, pero no se puede decir lo que te ha salido en el sorteo hasta el día de los regalos.
   -Claro, claro. Si no perdería toda la gracia.

   El hombre apaga el televisor. Remedios dobla cuidadosamente dos papelitos con un nombre escrito que tenía preparados sobre la mesa del comedor hasta dejarlos de igual tamaño. Después los introduce en una bolsita de plástico del Mediamarkt y se la presenta a su esposo. Climent mete en la bolsa los dedos pulgar e índice de su mano derecha y coge uno de los dos papeles. La mujer se hace con el papelito restante. El hombre se vuelve para que ella no vea su reacción al leer el papel y no pueda adivinar quién es su amigo invisible. Remedios despliega el otro papelito y sonríe al leerlo: “Climent”. 


FELICES FIESTAS, AMIGOS.

miércoles, 4 de octubre de 2017

INDEPENDENCIA

    


     -Cariño, ¿tú quieres ser independiente? -pregunta Climent a su esposa mientras coloca el jamonero sobre la encimera de la cocina.
     -¿Por qué lo dices, mi vida? -contesta Remedios que está troceando patatas para hacer una tortilla.
     -Me ha dicho la cajera del súper que, si somos independientes, no estaremos reprimidos y viviremos mejor -dice el marido antes de cortar una fina loncha de jamón del con un cuchillo cebollero que tiene el mango decorado con el escudo del Barça.
     -Pero ya somos independientes, hombre.
     -Eso depende, mujer.
     -¿No hacemos lo que queremos sin ayuda de nadie?
     -Eso sí.
     -Imagina que necesitamos a una persona para que nos ayudase a ir al baño o para comer como les pasaba a tus clientes cuando trabajabas.
     -Claro, claro.
     -Y tampoco le tenemos que obedecer a nadie para que nos mantenga. Mira el Manolo con su mujer.
     -¡Ostras! Es verdá. Como él no cobra nada del paro, tiene que hacer lo que ella le manda y si no lo castiga sin tabaco.
     -¡Che! Pero si lo deja sin tabaco, no es un castigo, es un premio porque el tabaco mata, lo pone en los paquetes.
    -Pero a él le gusta fumar y, si no puede, lo pasa muy mal y se estresa eso también es malo para su salú.
     -Entonces, ¿qué es mejor un hombre sano estresao o un hombre enfermo relajao?
     -Un hombre que no fuma pero que no se estresa porque su mujer le deja hacer lo que le gusta -afirma Climent con aire relajado.
     -¿Y si la que se estresa es ella porque su marido no le hace caso?
     -La mujer  siempre se puede fumar un cigarro para relajarse.
     -Y el marido hacerle caso a ella para no estresarse, ¡leches!
     -Claro, claro.
     -Menos mal que nosotros cobramos buena paga por la invalidez, si no, no seríamos independientes y estaríamos reprimidos.
      -Eso es verdá. Si no tienes dinero, no te apetece hacer el amor. ¿Te acuerdas que antes de empezar a ganar un sueldo los dos? Lo hacíamos menos que ahora -dice el marido con el rostro cubierto por un ligero rubor.
     -Y te reprimes más, ¡che! -contesta ella en el momento en que vierte las patatas troceadas en una sartén que tiene al fuego.
     -La Dolors también dice que si somos independientes seremos como los suizos. 
     -Yo vi un documental en la tele y allí hay muchos suicidios. Como hace mucho frío y casi no les da el sol, se deprimen mucho.
     -Claro, claro. Por eso se llama suicidio, por los suizos.
     -Pues si los independientes se suicidan más, no le veo la ventaja.
     -Además, los suizos no tienen jamón serrano como aquí.
     -Ni tortilla de patatas -responde la mujer antes de comenzar a picar una cebolla.
     -Ni queso tan bueno como éste -dice él mientras se dispone a cortar una cuña de manchego.
     -Es verdá, sus quesos no valen na: están llenos de agujeros.
     -Y dice la cajera que estamos ocupados.
     -Esos son los de los pisos del bloque de enfrente, los del banco.
      -Nosotros  estamos desocupaos.
      -Pero no somos parados, somos pensionistas -puntualiza ella echando en la sartén la cebolla picada.
      -Ya, mujer. Lo que quería decir es que no estamos ocupaos.
      -Y no nos tenemos que preocupar porque nuestro piso no está vacío.
      -Entonces no somos ocupados, somos despreocupados.
      -Hombre. Visto así…
      -También me ha dicho la Dolors que tendremos más libertad si somos independientes.
      -Eso depende -contesta Remedios mientras remueve el contenido de la sartén con una cuchara de madera.
      -Claro, claro. Si yo me independizo de ti, estaré soltero y seré más libre para estar con otra mujer. Y tú lo mismo, pero al revés.
      Dos lágrimas resbalan por las mejillas de la mujer mientras comienza a sollozar. Cuando el marido es consciente, deja el cuchillo y el queso para abrazar a Remedios por la espalda.
     -Perdona, cariño. Lo he dicho solo por seguir la conversación. No quiero ser independiente. Te lo juro.
     -Yo tampoco, mi vida -dice ella después de depositar la cuchara de madera en la encimera y volverse-. Yo tampoco quiero ser independiente.
     Y la pareja se funde en un beso interdependiente.


César Blasco

viernes, 1 de septiembre de 2017

IROS EN OTUBRE


     -¿Qué haces, chiquet? -Remedios llega con el carro de la compra y encuenta a su marido con un periódico abierto ante él-. No me digas que estàs leyendo el diario.
     -Es que me he traido El País de la Asociación y me estoy leyendo un articulo que me ha subrayao el Marc, el voluntario.
     -“Iros en otubre” -lee el titulo la mujer después de acercarse hasta el sofá y dar un beso a Climent en la mejilla-. ¿Quieres que nos vayamos de vacaciones?
     -No, mujer. Es que desde este otoño “iros”  estará bien dicho porque lo han aprobao los de la Academia de la lengua.
     -¡Che!  Eso ya se sabía, lo mismo que se puede decir verus.
     -No, mujer. Se dice versus.
     -¿Pero versus no son los poemas?
     -Y también se dice veros.
     -No puede ser, ¡leches! Si no se podria decir: veros con los iberos.  A mi me suena a chiste.
     -Pues yo se lo he oido al Miguel, el de la Asociación.
     -Probe Miguel. Tan joven y no encuentra novia pa casarse.
     -Con lo listo que es. Que está  bien de la cabeza y se hizo el loco pa cobrar la pensión.
     -Y decir almóndigas està bien dicho. Lo pone aquí -apunta ella señalando un párrafo del periçodico-. Pero no se puede decir empanladillas.
     -Claro, claro. Hay que decir empanadillas y no en pan ladillas.
     -Es que en pan ladillas, sería bocadillas.
     -¡Ostras! Y se puede decir también culamen, pechamen y muslamen -afirma Climent.
     -Normal, chiquet. Son de la família de examen y amén.
     -Claro, claro. Y también pone que està bien decir  chatear, vagamundo y dotor -añade el lector-. Pero esas palabras siempre se han dicho asín.
     -¿Y asina está bien? Porque tol mundo lo dice.
     -Seguro que sí. Es como en asesina, cansina o vesina.
     -Mira. También se puede dicir viejuno.
     -Yo creia que era un planeta:  Neptuno, Satuno y Viejuno.  
     -No, hombre. Un viejuno es un viejo. La palabra lo dice: viejo-uno. Sale mucho en los molónogos de la tele
     -¡Ostras! Pues pa mí, que también se dice monólogo. Me suena mucho.
     -Deber ser lo mismo que crocodilo y murciégalo. Ya se puede decir también cocodrilo y murciélago. Lo pone aquí -indica Remedios señalando con el dedo en el papel.
     -¿Y a qué te suena “amigovio”, con v?
     -A mi me suena a agobio.
     -Pues no. Amigovio es un amigo que no llega a ser novio.
     -Es como que me  agobio con un novio y tengo un amigo. Pero tenía que ir con b, porque  novio va con b.
      -Y ¿ a que no sabes qué es un "ño"?
      -Se dice  chichi, no seas guarro. ¡Leches! -responde ella mientras su rostro se enciende.
      -Que no, mujer. Que un  ño es un señor. ¿Lo ves? -Climent  coloca el dedo en una línea a la mitad del articulo.
     -¡Coño!
     -Se dice vulva. No seas cochina -dice Climent ruborizándose también.
     -Y mira lo que pone aquí -señala  Remedios un poco más abajo que su marido en el texto-. Dicen que a la toballa también se la puede llamar toalla.
     -Anda ya...  
     -Cada vez ponen más difícil lo de hablar bien.

viernes, 4 de agosto de 2017


Bienvenidos, sírvanse ustedes mismos, pasen y lean...


El 2 de agosto, el blog literario 100 Y UN LIBROS Y RESEÑAS  publicó una reseña de Vicios del Servicio:

...Una novela que no tiene desperdicio ni siquiera en los agradecimientos, y que puede levantar ampollas en todos aquellos individuos que se sientan aludidos.
"Vicios del servicio", es una novela de humor sin tapujos, políticamente incorrecta, pero totalmente necesaria.

Valoración:  8/ 10 Notable

sábado, 29 de julio de 2017

SORTEO DE 10 EJEMPLARES DE "VICIOS DEL SERVICIO" EN GOODREADS

       
                                             
                                                                 MALOS HÁBITOS

     -El Abelino me ha dicho que mañana le llega la lotería de navidá -anuncia Climent cuando entra en el salón comedor donde Remedios está planchando.
     -Vale, ¿pero tú has tirao la Primitiva? -pregunta la mujer sin levantar la cabeza de la tabla de planchar.
     -¿Cómo voy a tirar la Primitiva? La he echao porque, si la tiro, luego no la tenemos y no la podemos cobrar si nos toca.
     -¿Pero dónde las echao, listo? Porque si las echao a una papelera o a un buzón de correos tampoco la tenemos.
     -Me la he echao al bolsillo.
     -Pero primero te la sellao el Abelino, ¿no?
     -Claro, claro. Me la sellao.
     -¿Y el Euromillón? -dice ella mientras coloca la camisa recién planchada en el respaldo de una silla.
     -También. Sellao y echao al bolsillo -asegura Climent a la vez que comienza a extraer papeles del bolsillo trasero del pantalón.
    -¿Y cuándo empieza y la quiniela?
    -Aún falta.
    -¿Y has ido a ver al de la ONCE?
    -Sí que he ido a su caseta, pero como el Jordi es ciego de la vista, no nos hemos visto.
    -¡Che! Él no te habrá visto, pero tú sí lo habrás visto.
    -Entonces, no nos hemos visto los dos.
    -Visto así, tienes razón. Pero, ¿le has comprao el Cupón y los  Rasca? Trae pa´ca, chiquet.
   La mujer coge todos los boletos que Climent ha depositado sobre la mesa del comedor  y, después de examinarlos, le da un boleto a  su marido mientras ella coge otro igual. Y sin mediar palabra, ambos comienzan a rascar su papel con sendas monedas.
     -Nada -dice ella.
     -Ostras, yo también nada.
    -¿Y has preguntao cuándo venden el especial de la ONCE?
    -Que sí, que hasta después del especial del verano no lo venden.
    -Ahora bajas a comprar el pan y te pasas por el quiosco a mirar si nos ha tocao la Loto rápid de los catalanes -ordena ella mientras rebusca en un cajón del mueble del comedor.
     -Vale.
     -Y compras dos números de  la Grossa de navidà -dice Remedios tendiendo a su marido el boleto de la Loto rápid.
    -Ya la compré la semana pasada. No te acuerdas que te lo dí.
    -Es verdá. No me acordaba.
    -No sé pa qué compramos tanta lotería si luego no nos toca nunca -dice Climent mientras se rasca el cuero cabelludo compulsivamente con la mano derecha.
     -Eso es verdá. No tenemos suerte. Como dice el refrán: desafortunado en el juego, afortunado en amores.
     -Es al revés: desafortunado en amores, afortunado en el juego.
     -Es lo mismo: el orden de las fortunas no altera el producto -concluye ella.
     -Por eso no nos toca nunca la Primitiva.
     -Pero eso no es siempre verdá porque José Luis el vecino del bajo primera, le tocó la Primitiva y se compró un BMW y enseguida se echo novia.
     -Sí pero antes era solterón. Fue después de que le tocará cuando tuvo tantas novias. Antes tenía un Fiat y no ligaba nunca -explica Climent.
     -Pero igual las novias no eran buenas y sí que era desafortunado en amores.
     -Yo conozco a un hombre que no es afortunado en el juego y encima lo ha dejao la mujer -objeta Climent- . Es el Ramonet, el de la Asociación, y está enganchao al juego por el internet. Tiene una enfermedá que se llama ludopatía. Me lo dijo él.
     -Si es Ramonet, el cojo de la pata que está siempre en la tragaperras, la enfermedad será ludo-patilla, que no te enteras.
     -Da igual. El caso es que estaba enviaciao a jugar al póker en el ordenador de su casa y los bancos le tienen embargada la pensión y la mujer lo ha dejao.
     -Lo que no entiendo, es ¿por qué lo llaman juego? -se pregunta Remedios mientras coge otra camisa del montón que hay en el sofá-. Si cuando juegas a algo te diviertes y en el casino hay gente que se arruina y eso no será muy divertido para ellos. ¡Che!. seguro que al Ramonet eso no le parece divertido.
     -Claro, claro. Pero con su dinero otros sí que se divierten: los dueños de los casinos y las casas de apuestas del internet.
     -¡Che! ¿Y por qué no lo prohíben como las drogas o las armas? -pregunta ella comenzando a colocar la camisa en la tabla de planchar.
     -Porque los políticos son muy viciosos y a todos les gusta jugar. Por eso tienen que estar siempre robando, para pagar las deudas del juego y no tener problemas con la mafia.
    -Es como las películas, si no pagas al corredor de apuestas, que es un mafioso muy malo, luego te rompen las piernas.
    -Ostras. Eso si tienes suerte, porque, si no, te pegan un tiro.
    -Pero, si tienes suerte y ganas, ya no le debes nada al mafioso.
    -Claro, claro. Pero la casa siempre gana en los casinos, así que el jugador siempre pierde. Y, si no tiene para pagar, le machacan los dedos con un martillo que yo lo vi en una película.
    -Eso era porque hacía trampas.
    -Bueno. Nosotros, por si acaso, no iremos a ningún casino. Que luego siempre salen con alguna extremidá fastidiada -asegura Climent mientras mueve los dedos de sus manos con los brazos en alto.
    -Ni al bingo. Que sales con dolor de cabeza.
    -Ostras. Es que cada día lo hacen más complicao.
    -Será por eso que dicen que no hay que intentar a la suerte -dice la mujer.
    -Pero con la lotería y los cupones no pasa lo mismo y puedes intentar a la suerte sin que te partan las piernas.
     -Porque son sorteos públicos, chiquet.
     -Claro, claro. Entonces no hay que intentar a la suerte privada.
    -Exacto.
    -Menos mal que nosotros no estamos enviciaos, cariño -dice el hombre antes de acercarse hasta su esposa y coger con dulzura sus manos.
    -¡Qué suerte tenemos, mi vida! -asegura Remedios abrazándose fuertemente a su marido.


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¡SUERTE!

miércoles, 26 de julio de 2017

RESEÑA EN "ENTRE LA LECTURA Y EL CINE"


El blog ENTRE LA LECTURA Y EL CINE publicó una reseña literaria de Vicios del Servicio el sábado 15 de julio de 2017:

...Esta novela me ha sorprendido para bien. La verdad es que desconocía su existencia hasta que el autor contactó conmigo y me ofreció leerla, algo que quiero agradecerle. La sinopsis me parecía peculiar, pero lo que me hizo darle una oportunidad fue que leí el 1º capítulo y me hizo gracia (el autor lo tiene disponible en este enlace). Teniendo en cuenta que no es fácil hacerme reír con un libro, eso fue un gran punto a favor...

Leer la reseña completa: http://entrelalecturayelcine.blogspot.com.es/2017/07/vicios-del-servicio-cesar-blasco-barrado.html