JODIDOS, PERO CONTENTOS

JODIDOS, PERO CONTENTOS

Vicios del Servicio es una hilarante crónica de actualidad donde unos personajes con una estrafalaria vida privada se ven afectados por la crisis económica. Una entretenida historia sobre la corrupción de nuestra sociedad, la solidaridad, las relaciones de pareja y la búsqueda de la felicidad. Porque, en palabras de una de las protagonistas de la novela:" Nadie es tan desgraciado como para no querer ser feliz." En definitiva, se trata de una forma divertida de abordar la devastadora coyuntura por la que atravesamos. Como diría otro personaje de la obra: "Estamos jodidos, pero contentos".

miércoles, 29 de marzo de 2017

AGRADECIMIENTOS


     Quiero expresar mi sincero reconocimiento a los grandes hombres de este país, sin los cuales esta novela jamás habría visto la luz.
     Políticos admirables como el Molt Honorable Jordi Pujol, Félix Millet, Manuel Chaves, Luis Bárcenas, Jaume Matas, Francisco Granados, etc. nos han enseñado la manera correcta de conseguir contratos con la Administración pública en connivencia con honrados empresarios y cómo gastar convenientemente el dinero de todos sin que caiga en manos de despilfarradores que lo invertirían en hospitales o colegios.
     Banqueros ejemplares como los gestores de las Cajas de Ahorros rescatadas por el Gobierno o el padre del milagro económico español, el incorruptible Rodríguez Rato. Profesionales eficientes y abnegados que han logrado transferir al Estado las entidades que dirigían para asegurar su viabilidad, asignándose para sí unas ridículas indemnizaciones por los servicios prestados.     
     Integrantes de la clase empresarial como Mario Conde, la familia Ruiz-Mateos, Gerardo Díaz Ferrán, Arturo Fernández, etc. y esforzados miembros de la aristocracia como Iñaki Urdangarin. Emprendedores intachables que han levantado este país con su esfuerzo y su intelecto privilegiado. Referentes en el respeto a las leyes y a los derechos de los trabajadores que han antepuesto siempre el interés común al suyo propio.
     Sin su magnífico ejemplo, los ciudadanos de esta país nunca habríamos desarrollado el agudo sentido de la economía y la contención en el gasto que nos ha permitido sobrevivir a la crisis económica a pesar del aumento del paro y la drástica bajada de nuestros salarios. Gracias a ellos se ha potenciado la salud pública y hoy somos el país europeo con menos población hospitalizada (los enfermos han dejado el vicio de acudir a los hospitales ya que la eficiente gestión del personal hace que no puedan ser atendidos hasta pasados unos meses, tiempo en el que o bien el paciente se ha curado de su dolencia o ha muerto, por lo que ya no precisa ningún cuidado médico). Sin estos señores jamás se habría consolidado un sistema educativo exitoso como el nuestro (los adolescentes están tan bien educados y son tan responsables que abandonan los estudios para ahorrar dinero al Estado y facilitar el aprendizaje de sus ignorantes compañeros). Tampoco habríamos conseguido que nuestros jóvenes emigraran en masa al extranjero en busca de trabajo después de pasar muchos años formándose (con lo que se consigue, además de la bajada del paro, que practiquen idiomas y amplíen sus horizontes conociendo otras culturas). No podemos olvidar, además, que estos prohombres han promovido hábitos saludables como la práctica del deporte y la cultura (construcción de velódromos, conciertos en el Palau de la Música…) y la religión (organización de visitas papales y alubión de oraciones pidiendo un empleo al dios de turno). Han logrado el espectacular desarrollo de algunas de nuestras industrias como la automovilística (concesiones de ITV, organización de la fórmula uno en Valencia…), la papelera (manufactura de sobres) y la del embutido (especialmente la del chorizo). También han ayudado a que el populacho inculto amplíe su léxico incluyendo vocablos como prevaricación, malversación, cohecho, imputado, acusado, procesado, pitufeo… Por último, han impulsado la mejora de las relaciones internacionales del Estado estableciendo fuertes relaciones financieras con Suiza, Panamá, Islas Caimán, Luxemburgo, etc., países sin los que nuestra economía no podría subsistir.
     Estas lumbreras han sido para mí modelos que me han inspirado a la hora de diseñar personajes, escenas, tramas, situaciones, etc.
     También quiero agradecer su aportación a las oenegés y entidades sociales, fuente inagotable de inspiración sin la que me hubiera sido imposible imaginar muchos de los capítulos de esta obra.
     Finalmente, debo reconocer la decisiva contribución a mi novela del movimiento okupa y el colectivo pijoprogre. Estos grupos de sacrificados ciudadanos son dos pilares básicos de la Barcelona actual y sin su colaboración no resultarían verosímiles algunos de los episodios que se narran en Vicios del Servicio.


César Blasco

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